Muchas empresas basan su funcionamiento en el uso de flotas de vehículos para realizar su actividad productiva. El transporte es uno de los gastos más grandes que se pueden dar un negocio. Dependiendo del tipo de actividad el coste medio varía bastante ya que se utilizan vehículos distintos. Sin embargo, para su cálculo siempre se tienen en cuenta los mismos factores.
Por ejemplo, el coste medio anual de un autocar puede rondar los entre los 95.000 € y los 120.000 €. Sobre todo, la variación de la cantidad depende de la cantidad de plazas con las que cuente el vehículo. Es un gasto bastante considerable para cualquier empresa de transporte de pasajeros
Para el transporte de mercancías la variación de costes es mucho mayor. Puede ir desde los 50.000 € hasta los 200.000 € anuales por vehículo. Esto se debe a que intervienen factores como el tipo de vehículo (por ejemplo, si es refrigerado) o si se realizan trayectos nacionales o internacionales.
Toda esta información se puede consultar en los informes actualizados en la web del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana que cuenta con un observatorio que recopila datos de manera muy meticulosa.
Qué se tiene en cuenta a la hora de calcular los costes medios de transporte de una empresa
En el cálculo de los gastos de transporte se tienen en cuenta lo que se consideran los costes fijos, los variables y los indirectos. Estos últimos son los que no tienen relación directa con la actividad del transporte (por ejemplo, los gastos en campañas publicitarias) y suponen un porcentaje poco significativo.
Los gastos fijos son aquellos que permanecen casi sin cambios a lo largo del tiempo. En este grupo de costes del transporte de una empresa se incluyen conceptos como el salario del personal. Este suele ser siempre el mismo o la variación no es significativa y se produce en periodos muy amplios.
El seguro obligatorio del vehículo es otro de los gastos que se consideran fijos, aunque pueden variar también se mantienen estables a lo largo del año. Otro de los costes de transportes que permanecen sin cambios son los gastos fiscales que genera el uso de un vehículo.
La amortización o depreciación del vehículo también se considera gasto fijo al igual que el pago de la financiación que se haya podido realizar. Sobre estos gastos existen poco margen de actuación ya que una vez fijados son difíciles de cambiar por el empresario.
Los empresarios tienen más margen de acción para reducir los costes variables
En los costes variables del transporte se incluyen aquellos que cambian de manera continua o que no se pueden prever. En este grupo se incluirían las reparaciones por averías de los vehículos, tareas de mantenimiento como el cambio de neumáticos y, por supuesto el combustible.
Este último es uno de los que más coste puede producir a una empresa llegando a suponer desde un 20 por ciento hasta casi un 25 por ciento del total. Es uno de los grandes quebraderos de cabeza sobre todo por la volatilidad con la que cambian los precios de carburantes.
Por eso, es normal que los empresarios del sector del transporte busquen alternativas para conseguir ahorro como el uso de vehículos a gas natural. El uso de este combustible, además de generar menos contaminación puede conseguir una reducción del coste que puede llegar hasta el 50 por ciento.
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